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sábado, 31 de mayo de 2025

LECCIÓN 151: Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.



1. Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales. Eso no es juzgar. Es sólo una opinión basada en la ignorancia y en la duda. Su aparente certeza no es más que una capa con la que pretende ocultar la incertidumbre. Necesita una defensa irracional porque es irracional. Y la defensa parece ser sólida, convincente y estar libre de toda duda, debido a la incertidumbre subyacente.


2. No pareces dudar del mundo que ves. No cuestionas realmente lo que te muestran los ojos del cuerpo. Tampoco te preguntas por qué te lo crees, a pesar de que hace mucho tiempo que te diste cuenta de que los sentidos engañan. El que creas lo que lo que los ojos te muestran hasta el último detalle es todavía más extraño si te detienes a pensar con cuánta frecuencia su testimonio ha sido erróneo. ¿Por qué confías en ellos tan ciegamente? ¿No será acaso por la duda subyacente que quieres ocultar con un alarde de certeza?


3. ¿Cómo ibas a poder juzgar? Tus juicios se basan en el testimonio que te ofrecen los sentidos. No obstante, jamás hubo testimonio más falso que ése. Mas ¿de qué otra manera podrías juzgar al mundo que ves? Tienes una fe ciega en lo que tus ojos y tus oídos te reportan. Crees que lo que tus dedos tocan es real y que contiene la verdad. Esto es lo que entiendes y lo que consideras más real que el testimonio que da la eterna Voz que habla por Dios Mismo.


4. ¿A eso es a lo que llamas juzgar? Se te ha exhortado en muchas ocasiones a que te abstengas de juzgar, mas no porque se te quiera negar ese derecho, sino porque realmente no puedes juzgar. Lo único que puedes hacer es creer en los juicios del ego, los cuales son todos falsos. Él guía tus sentidos celosamente para probar cuán débil eres, cuán indefenso y temeroso, cuán aprehensivo del justo castigo, cuán ennegrecido por el pecado y cuán miserable por razón de tu culpabilidad.


5. El ego te dice que esa cosa de la que te habla y que defendería a toda costa, es lo que tú eres. Y tú te lo crees sin ninguna sombra de duda. Mas debajo de todo ello yace oculta la duda de que él mismo no cree en lo que con tanta convicción te presenta como la realidad. Es únicamente a sí mismo a quien condena  Es en sí mismo donde ve culpabilidad. Es su propia desesperación la que ve en ti.


6. No prestes oídos a su voz. Los testigos que te envía para probar que su maldad es la tuya y que hablan con certeza de lo que no saben, son falsos. Confías ciegamente en ellos porque no quieres compartir las dudas que su amo y señor no puede eliminar por completo. Crees que dudar de sus vasallos es dudar de ti mismo.


7. Sin embargo, tienes que aprender a dudar de que las pruebas que te presentan puedan despejar el camino que te lleva a reconocerte a ti mismo y dejar que sólo la Voz que habla por Dios sea el único juez de lo que es digno que tú creas. Él no te dirá que debes juzgar a tu hermano basándote en lo que tus ojos ven en él ni en lo que su boca le dice a tus oídos o en lo que el tacto de tus dedos te informa acerca de él. Él ignora todos esos inútiles testigos, que no hacen sino dar falso testimonio del Hijo de Dios. Sólo reconoce lo que Dios ama, y en la santa luz de lo que Él ve todos los sueños del ego con respecto a lo que tú eres se desvanecen ante el esplendor que contempla.


8. Deja que Él sea el Juez de lo que eres, pues en Su certeza la duda no tiene cabida, ya que descansa en una Certeza tan grande que ante Su faz dudar no tiene sentido. Cristo no puede dudar de Sí Mismo. La Voz que habla por Dios tan sólo puede honrarle y deleitarse en Su perfecta y eterna impecabilidad. Aquel a quien Él ha juzgado no puede sino reírse de la culpa, al no estar ahora dispuesto a seguir jugando con los juguetes del pecado, ni a hacerle caso a los testigos del cuerpo al encontrarse extático ante la santa faz de Cristo.


9. Así es como Él te juzga. Acepta Su palabra con respecto a lo que eres, pues Él da testimonio de la belleza de tu creación y de la Mente Cuyo Pensamiento creó tu realidad. ¿Qué importancia puede tener el cuerpo para Aquel que conoce la Gloria del Padre y la del Hijo? ¿Podría acaso oír los susurros del ego? ¿Qué podría convencerle de que tus pecados son reales? Deja asimismo que sea el Juez de todo lo que parece acontecerte en este mundo. Sus lecciones te permitirán cerrar la brecha entre las ilusiones y la verdad.


10. Él eliminará todo vestigio de fe que hayas depositado en el dolor, los desastres, el sufrimiento y la pérdida. Te dará la visión que puede ver más allá de estas sombrías apariencias y contemplar la dulce faz de Cristo en todas ellas. Ya no volverás a dudar de que lo único que te puede acontecer a ti a quien Dios ama, son cosas buenas, pues Él juzgará todos los acontecimientos y te enseñará la única lección que todos ellos encierran.


11. Seleccionará los elementos en ellos que representan la verdad e ignorará aquellos aspectos que sólo reflejan sueños fútiles. Y desde el único marco de referencia que tiene, el cual es absolutamente íntegro e infalible, reinterpretará todo lo que veas, todos los acontecimientos, circunstancias y sucesos que de una manera u otra parezcan afectarte. Y verás el amor más allá del odio, la inmutabilidad en medio del cambio, lo puro en el pecado y sólo la bendición del Cielo sobre el mundo.


12. Tal es tu resurrección, pues tu vida no forma parte de nada de lo que ves. Tu vida tiene lugar más allá del cuerpo y del mundo, más allá de todos los testigos de lo profano, dentro de lo Santo, y es tan santa como Ello Mismo. En todo el mundo y en todas las cosas Su Voz no te hablará más que de tu Creador y de tu Ser, el Cual es uno con Él. Así es como verás la santa faz de Cristo en todo y como oirás en ello el eco de la Voz de Dios.


13. Hoy practicaremos sin palabras, excepto al principio del período que pasamos con Dios. Introduciremos estos momentos con una sola y lenta repetición del pensamiento con el que comienza el día. Después observaremos nuestros pensamientos, apelando silenciosamente a Aquel que ve los elementos que son verdad en ellos. Deja que evalúe todos los pensamientos que te vengan a la mente, que elimine de ellos los elementos de sueño y que te los devuelva en forma de ideas puras que no contradicen la Voluntad de Dios.


14. Entrégale tus pensamientos y Él te los devolverá en forma de milagros que proclaman jubilosamente la plenitud y la felicidad que Dios quiere para Su Hijo como prueba de Su Amor eterno. Y a medida que cada pensamiento sea así transformado, asumirá el poder curativo de la Mente que vio la verdad en él y no se dejó engañar por lo que había sido añadido falsamente. Todo vestigio de fantasía ha desaparecido. Y lo que queda se unifica en un Pensamiento perfecto que ofrece su perfección por doquier.


15. Al despertar, pasa así quince minutos y antes de irte a dormir dedica gustosamente quince más. Tu ministerio comienza a medida que todos tus pensamientos se van purificando. Así es como se te enseña a enseñarle al Hijo de Dios la santa lección de su santidad. Nadie puede dejar de escuchar cuando tú oyes la Voz que habla por Dios rendirle honor al Hijo de Dios. Y todos compartirán contigo los pensamientos que Él ha reinterpretado en tu mente.


16. Tal es tu Pascua. Y de esa manera depositas sobre el mundo la ofrenda de azucenas blancas como la nieve que reemplaza a los testigos del pecado y de la muerte. Mediante tu transfiguración el mundo es redimido y liberado jubilosamente de la culpabilidad. Ahora elevamos nuestras mentes resurrectas contentos y llenos de agradecimiento hacia Aquel que nos restituyó la cordura.


17. Y cada hora recordaremos a Aquel que es la salvación y liberación. Y según damos las gracias, el mundo se une a nosotros y acepta felizmente nuestros santos pensamientos, que el Cielo ha corregido y purificado. Ahora por fin ha comenzado nuestro ministerio, para llevar alrededor del mundo las buenas nuevas de que en la verdad no hay ilusiones y de que, por mediación nuestra, la Paz de Dios les pertenece a todos.


REFLEXIÓN:


Creo que si comprendiéramos que juzgar no aporta nada beneficioso para nuestras vidas, sino todo lo contrario, tomaríamos la firme resolución de no hacerlo más.  Cuando juzgamos no nos damos cuenta que estamos sentados como en un trono impartiendo una aparente justicia que no nos corresponde, porque no sólo estamos  juzgando algo desde nuestra percepción, sino que nos estamos juzgando a nosotros mismos, decretando una sentencia que nos acusa. La mayoría de las veces nos sentimos satisfechos después de haber lanzado un juicio contra alguien porque nuestros ojos lo han visto, o nuestros oídos lo han escuchado, pero todo  eso está basado en la ilusión, como ya lo hemos aprendido en este curso. Además, creemos que al juzgar sólo estaremos dando una opinión  sobre algo o alguien, pero lo que la mayoría de nosotros no sabe es que al juzgar estamos abriendo una puerta para que eso que hemos juzgado tan duramente, la vida nos lo devuelva, potenciado, en la forma de una experiencia para que aprendamos por nosotros mismo que al juzgar pagamos un precio, y que es vivir en carne propia eso que hemos señalado como erróneo o malo en otra persona. Qué bueno que ya sabemos que “ese otro”, que  soy yo mismo, me está mostrando una experiencia de aprendizaje para recordarme que en verdad todos somos uno. 


Al día de hoy, ya hemos aprendido muchas cosas que UCDM nos ha mostrado desde el instante en que iniciamos este camino de sanación de nuestra mente, y cada vez es más fácil comprender cosas que antes nos parecía no tenían demasiada importancia, pero que estaban afectando nuestra vida.  Les comparto una  historia "real" que sucedió tal como aparece, y que transformé en un pequeño “cuento”, que no sólo ejemplifica muy bien esta lección, sino que es una muestra de que juzgar de ninguna manera nos hace bien, porque en algunos casos los aprendizajes son muy fuertes:


El apartamento de enfrente


“Una mujer está en su apartamento y escucha a un hombre insultando a su esposa porque le ha sido infiel. Él le dice muchas cosas perturbadoras y desobligantes, e incluso la golpea y se oye el llanto de los hijos pidiendo ayuda porque ven cómo su padre está violentando a su mamá.  La mujer que escucha, vive en el apartamento de enfrente, y da por hecho que aquella mujer es una pecadora y merece todo lo que le está sucediendo por lo que no se entromete, pero desde ese día, cuando se la encuentra, voltea su rostro y le niega el saludo, aún siendo su vecina con la que por muchos años compartió una sonrisa, una pequeña charla, o una simple frase como “hola, cómo estás”. Y desde el día en que escuchó decir al hombre que ella era “infiel”, decidió que no era digna de su saludo, y aunque nunca tuvo la certeza de que todo era cierto, la sentenció como culpable. Pasaron unos años, y un domingo,  la mujer que fue violentada por su esposo, estaba sirviendo la comida para sus hijos y de repente escuchó un escándalo frente a su apartamento. Se asomó para ver qué pasaba, y vio a una mujer que estaba furiosa, golpeando violentamente la puerta del apartamento de enfrente, donde vivía la vecina que ya no la saludaba. La mujer  le gritaba para que saliera, y la insultaba agresivamente, lanzándole todo tipo de improperios porque descubrió que ella se estaba metiendo con su marido. Como era domingo, la mayoría de residentes estaban en su apartamento, y de todas la ventanas se asomaban personas a mirar; incluso salió el esposo y las hijas de la acusada, y el escándalo sólo terminó cuando llegó el marido de la ofendida, y se la llevó a rastras para que terminara el espectáculo. A los dos días, el apartamento de enfrente quedó desocupado”.


Lo que yo tengo “enfrente” es mi reflejo, soy yo en otro estado, por eso, si yo juzgo, si yo señalo, o si yo acuso, me estoy sentenciando a mí mismo.


ORACIÓN:


Padre, que la Santa faz de Cristo sea mi meta, que de mi mente sólo emanen ideas puras que no contradigan Tu Voluntad. Te entrego mis pensamientos para que me los devuelvas en forma de milagros, y para que, por mi “transfiguración”, el mundo sea redimido y liberado de toda culpa. Amén.


viernes, 30 de mayo de 2025

LECCIÓN 150: (Repaso lecciones 139 y 140)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/cuarto-repaso-introduccion.html


Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(139) Aceptaré la Expiación para mí mismo.

(140) La salvación es lo único que cura.


ORACIÓN:


Padre,  soy espíritu, soy tal como me creaste, y aceptar la “Expiación” es reconocerte. Soy uno con mis hermanos porque al crearnos nos incluiste a todos, y por eso hoy 

aceptamos que la “salvación es lo único que cura”. Qué Tu Voz se escuche por todo el universo “para que nos podamos curar”. Amén.


jueves, 29 de mayo de 2025

LECCIÓN 149: (Repaso lecciones 137 y 138)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(137) Cuando me curo no soy el único que se cura.

(138) El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir.


ORACIÓN:


Padre, hoy comprendo que “cuando me curo no soy el único que se cura”, y al bendecir a mis hermanos no sólo nos estamos curando todos, sino que hemos elegido el Cielo porque es lo único que nos garantiza la Dicha y la Paz. Que la Claridad de Tu Cristo nos ilumine. Amén.


miércoles, 28 de mayo de 2025

LECCIÓN 148: (Repaso lecciones 135 y 136)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(135) Si me defiendo he sido atacado.

(136) La enfermedad es una defensa contra la verdad.


ORACIÓN:


Padre, por debilidad y miedo he atacado lo que no comprendo, olvidando que soy tu hijo, olvidando que me has creado a Tu imagen y semejanza, por lo que mi mente es incapaz de atacar. Guía, gobierna y dirige mis acciones en pos de confiar en que si Tu Voluntad y la mía son una, no puedo atacar y por lo tanto no puedo estar enfermo. Amén.


martes, 27 de mayo de 2025

LECCIÓN 147: (Repaso lecciones 133 y 134)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(133) No le daré ningún valor a lo que no lo tiene.

(134) Quiero percibir el perdón tal como es.


ORACIÓN:


Padre, hoy sé que para poder llegar “sin lastres hasta las puertas del Cielo”, debo “percibir el perdón  tal como es”, y de esa manera liberar a mis hermanos de toda culpa que he visto en ellos. Que bajo Tu Guía y Tu Gracia, no le de valor a lo que no lo tiene, ya que comprendo que no puedo entrar al Cielo solo. Amén.

lunes, 26 de mayo de 2025

LECCIÓN 146: (Repaso lecciones 131 y 132)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

(132) Libero al mundo de todo lo que alguna vez pensé que era.


ORACIÓN:


Padre, que en mi búsqueda de alcanzar la Salvación, las creencias que me aprisionan no sean un impedimento para encontrar todo lo que deseo y que está en armonía con Tu Voluntad. Que la Luz de Tu Verdad sea mi guía. Amén.


domingo, 25 de mayo de 2025

LECCIÓN 145 (Repaso lecciones 129 y 130)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

(130) Es imposible ver dos mundos.


ORACIÓN:


Padre, si mi mente alberga sólo lo que pienso bajo Tu Gracia, es imposible que yo pueda ver dos mundos. Permite que a la luz de Tu Santo Espíritu, encuentre ese mundo que en verdad deseo. Amén.


sábado, 24 de mayo de 2025

LECCIÓN 144 (Repaso lecciones 127 y 128)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(127) No hay otro amor que el de Dios.

(128) El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee.


ORACIÓN:


“Te bendigo, hermano, con el Amor de Dios, el cual quiero compartir contigo. Pues quiero aprender la gozosa lección de que no hay otro amor que el de Dios, el tuyo, el mío y el de todos”. UCDM.


viernes, 23 de mayo de 2025

LECCIÓN 143 (Repaso lecciones 125 y 126)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(125) En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.

(126) Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.


ORACIÓN:


Padre, dispongo mi mente y mi corazón para recibir Tu Palabra, que es la fuente de la 

de la verdadera sabiduría. Dame la gracia  de entregar a mis hermanos todo lo que reciba de Ti para que también yo lo pueda recibir. Amén.


jueves, 22 de mayo de 2025

LECCIÓN 142 (Repaso lecciones 123 y 124)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(123) Gracias, Padre, por los dones que me has concedido.

(124) Que no me olvide de que soy uno con Dios.


ORACIÓN:


Gracias Padre por los dones que me has concedido, por ser uno con toda Tu creación, y por la vida que me has dado para que junto a Ti sane mi mente y pueda disfrutar de Tu Dicha y Tu Paz. Amén.


miércoles, 21 de mayo de 2025

LECCIÓN 141 (Repaso lecciones 121 y 122)



Cuarto repaso: Importante leer la introducción:

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Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.


(121) El perdón es la llave de la felicidad.

(122) El perdón me ofrece todo lo que deseo.


ORACIÓN:


Padre, ilumina mi mente con la claridad de Tu Cristo para que pueda escuchar sólo los pensamientos que provienen de Ti.  Recibo la llave que me abre la puerta que conduce a la felicidad porque estoy dispuesto a perdonar. ¡Qué Tu Gracia me acompañe. Amén.


martes, 20 de mayo de 2025

LECCIÓN 140: La salvación es lo único que cura.



1. La palabra “cura” no puede aplicarse a ningún remedio que el mundo considere beneficioso. Lo que el mundo percibe como un remedio terapéutico es sólo aquello que hace que el cuerpo se sienta “mejor”. Mas cuando trata de curar a la mente, no la considera como algo separado del cuerpo, en el que cree que ella existe. Sus métodos de curación, por lo tanto, no pueden sino substituir una ilusión por otra. Una creencia en la enfermedad adopta otra forma, y de esta manera el paciente se siente ahora restablecido.


2. Mas no se ha curado. Simplemente soñó que estaba enfermo y en el sueño encontró una fórmula mágica para curarse. Sin embargo, no ha despertado del sueño, de modo que su mente continúa en el mismo estado que antes. No ha visto la luz que lo podría despertar y poner fin a su sueño. ¿Qué importancia tiene en realidad el contenido de un sueño? Pues o bien uno está dormido o bien despierto. En esto no hay términos medios.


3. Los dulces sueños que el Espíritu Santo ofrece son diferentes de los del mundo, donde lo único que uno puede hacer es soñar que está despierto. Los sueños que el perdón le permite percibir a la mente no inducen a otra forma de sueño a fin de que el soñador pueda soñar otro sueño. Sus sueños felices son los heraldos de que la verdad ha alboreado en su mente. Te conducen del sueño a un dulce despertar, de modo que todos los sueños se desvanecen. Y así, sanan por toda la eternidad.


4. La Expiación cura absolutamente y cura toda clase de enfermedad. Pues la mente que entiende que la enfermedad no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las formas que el sueño pueda adoptar. Donde no hay culpa no puede haber enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpa. La Expiación no cura al enfermo, pues eso no es curación. Pero sí elimina la culpa que hacía posible la enfermedad. Y eso es ciertamente curación. Pues ahora la enfermedad ha desaparecido y no queda nada a lo que pueda regresar.


5. ¡Que la paz sea contigo que has sido curado en Dios y no en sueños vanos! Pues la curación tiene que proceder de la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se concede valor al pecado. Dios mora en templos santos. Allí donde ha entrado el pecado se Le obstruye el paso. No obstante, no hay ningún lugar en el que Él no esté. Por lo tanto, el pecado no tiene un hogar donde poder ocultarse de Su beneficencia. No hay lugar del que la santidad esté ausente ni ninguno donde el pecado y la enfermedad puedan morar.


6. Éste es el pensamiento que cura. No hace distinciones entre una irrealidad y otra. Tampoco trata de curar lo que no está enfermo, al ser consciente únicamente de dónde hay necesidad de curación. Esto no es magia. Es simplemente un llamamiento a la verdad, la cual no puede dejar de curar, y curar para siempre. No es un pensamiento que juzgue una ilusión por su tamaño, su aparente gravedad o por nada que esté relacionado con la forma en que se manifiesta. Sencillamente se concentra en lo que es, y sabe que ninguna ilusión puede ser real.


7. No tratemos hoy de curar lo que no puede enfermar. La curación se tiene que buscar allí donde se encuentra, y entonces aplicarse a lo que está enfermo para que se pueda curar. Ninguno de los remedios que el mundo suministra puede producir cambio alguno en nada. Pero la mente que lleva sus ilusiones ante la verdad cambia realmente. No hay otro cambio que éste. Pues ¿cómo puede una ilusión diferir de otra sino en atributos que no tienen substancia, realidad, núcleo ni nada que sea verdaderamente diferente?


8. Hoy nos proponemos cambiar de parecer con respecto a lo que constituye la fuente de la enfermedad, pues lo que buscamos es una cura para todas las ilusiones, y no meramente un cambio en ellas. Hoy vamos a tratar de encontrar la fuente de la curación, la cual se encuentra en nuestras mentes porque nuestro Padre la ubicó ahí para nosotros. Está tan cerca de nosotros como nosotros mismos. Está tan cerca de nosotros como nuestros propios pensamientos, tan próxima que es imposible que la podamos perder de vista. Sólo necesitamos buscarla y con toda seguridad la hallaremos.


9. Hoy no nos dejaremos engañar por lo que a nosotros nos parece que está enfermo. E iremos más allá de las apariencias hasta llegar a la fuente de la curación, de la que nada está exento. Tendremos éxito en la medida en que nos demos cuenta de que jamás se puede hacer una distinción válida entre lo que es falso y lo que es igualmente falso. En esto no hay grados ni ninguna creencia de que lo que no existe puede ser más cierto en algunas de sus formas que en otras. Todas las ilusiones son falsas, y se pueden subsanar precisamente porque no son verdad.


10. Así pues, dejamos a un lado nuestros amuletos, nuestros talismanes y medicamentos, así como nuestras encantaciones y trucos mágicos de la clase que sean. Sencillamente permaneceremos en perfecta quietud a la escucha de la Voz de la curación, la cual curará todos los males como si de uno solo se tratase, restaurando así la cordura del Hijo de Dios. otra voz salvo Ésta puede curar. Hoy escucharemos una sola Voz, la cual nos habla de la verdad en la que toda ilusión acaba, y la paz retorna a la eterna y apacible morada de Dios.


11. Al despuntar el día nos despertamos oyéndolo a Él y permitiendo que nos hable durante cinco minutos; y al concluir el día Lo volvemos a escuchar cinco minutos más antes de irnos a dormir. Nuestra única preparación consistirá en dejar a un lado los pensamientos que constituyen una interferencia, no uno por uno, sino todos de una vez. Pues todos son lo mismo. No hace falta hacer distinciones entre ellos y demorar así el momento en que podamos oír a nuestro Padre hablarnos. Lo oímos ahora. Hoy venimos a Él.


12. Sin nada en nuestras manos a lo que aferrarnos, y con el corazón exaltado y la mente atenta, oremos:


La salvación es lo único que cura.

Háblanos, Padre, para que nos podamos curar.


Y sentiremos la salvación cubrirnos con amorosa protección y con una paz tan profunda que ninguna ilusión podría perturbar nuestras mentes ni ofrecernos pruebas de que es real. Esto es lo que aprenderemos hoy. Repetiremos cada hora nuestra plegaria de curación, y cuando el reloj marque la hora, dedicaremos un minuto a oír la respuesta a nuestra plegaria, que se nos da según aguardamos felizmente en silencio. Hoy es el día en que nos llega la curación. Hoy es el día en que a la separación le llega su fin y en el que recordamos Quién somos en verdad.


REFLEXIÓN:


El aceptar que soy tal como Dios me creó, el aceptar que no soy cuerpo sino espíritu, que es vida eterna, es lo único que cura. Y eso es la “Expiación” como lo vimos en la lección de ayer. Nos lo dicen de la siguiente manera:  “La Expiación cura absolutamente y cura toda clase de enfermedad. Pues la mente que entiende que la enfermedad no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las formas que el sueño pueda adoptar”


Y nos dan la clave para la curación: “Donde no hay culpa no puede haber enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpa”. Y la culpa nace de la acción de juzgar, porque cuando juzgo veo pecado, y es el pecado el que pone en mí el sentimiento de culpa, ya sea porque me juzgo, o cuando juzgo a mi hermano, pues veo su “pecado” y lo culpo. Ahí quedé inmerso, junto con él, en la culpa, y esa es la enfermedad que luego se manifiesta en el cuerpo porque éste sí es vulnerable a todas esas emociones que se generan cuando veo culpa. Y nos explican muy bien como funciona este proceso:  “La Expiación no cura al enfermo, pues eso no es curación. Pero sí elimina la culpa que hacía posible la enfermedad. Y eso es ciertamente curación. Pues ahora la enfermedad ha desaparecido y no queda nada a lo que pueda regresar”.


Luego nos dicen que “ la curación tiene que proceder de la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se concede valor al pecado”.  La manera de concederle valor al pecado es cuando juzgo, si no juzgo ni bueno ni malo, no puedo ver pecado, simplemente estoy observando las cosas tal y como sin otorgarles un valor, porque si digo: “esa persona es buena”, estoy juzgando una apariencia y ya  tiene un potencial que puede cambiar porque también puede en algún momento ser “mala”. Juzgar no se aplica solamente a lo que para mí es negativo, sino a todo aquello que le doy un valor: un juicio de valor. Entonces, no juzgar es no otorgarle valor a nada, las cosas simplemente son y ocupan un lugar y tiene una función. Las personas simplemente son nuestros hermanos que comparten este mundo material con nosotros, también tiene un propósito, y son, al igual que yo, tal como Dios las creó. Esa sería una manera de entender la “Expiación”.


Y nos dicen que la fuente de la curación está “en nuestras mentes porque nuestro Padre la ubicó ahí para nosotros”.  Ese es el motivo por el que el propósito de este curso es sanar nuestra mente, porque si no sana, la curación no estará a nuestro alcance. Y la mente tiene que sanar de las ilusiones de separación que es la causa de nuestras enfermedades, porque en el momento en que tomemos conciencia de que todos somos uno, entenderemos que nada hay fuera de nosotros que nos esté causando dolor, y  más bien, somos nosotros mismos los que nos hemos estado haciendo daño. ¿Cómo podríamos seguir culpándonos a nosotros mismos? Porque si yo en verdad creo que soy  uno con mi hermano, ¿podría seguir culpándolo de algo? ¿Podría seguir viendo pecado en él? Sólo cuando en verdad lo creamos diremos que no. Mientras tanto la enfermedad será causa de dolores en nuestra vida, porque está comprobado que son las emociones mal gestionadas las que provocan síntomas en el cuerpo físico, y tiene sentido cuando nos dicen que la culpa provoca que estemos enfermos. Son los pensamientos un arma de doble filo, porque nos pueden mantener en equilibrio, o causar dolor. 


Y si hoy nos dicen que la salvación es lo único que cura, y si la salvación procede de mí, como ya nos lo explicaron en la Lección No.70, nuestra tarea es no abrigar resentimientos, a través de la culpa, porque estaríamos atacando el plan de salvación que Dios planeó para nosotros porque nos quería sanos y no enfermos.


ORACIÓN:


“La salvación es lo único que cura. Háblanos, Padre, para que nos podamos curar". Amén.


LECCIÓN 348: Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu Gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.

1. Padre, que recuerde que Tú estás aquí y que no estoy solo, pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto p...

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