1. Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. Padre, Tus dones son míos. Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen.
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos da la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
REFLEXIÓN:
Hoy no juzgo para que “la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí”. Lo hago por obediencia aunque aún no tenga la convicción. La obediencia me otorgará la gracia para corregir mi visión, porque la Gracia misma ve por mí, para inspirarme el milagro del perdón.
Si en la imperfección de mis actos me veo débil e incapaz de hacer lo correcto, sólo debo invocar al Espíritu Santo para que me ayude a contrarrestar el miedo y transformarlo en amor, para que haga presencia el perdón, y de esa manera recupere mi paz interior.
Dejemos hoy en manos de Cristo no sólo la visión, sino la vida misma, para poder pronunciar las palabras que dijo San Pablo en Gálatas 2:20: “... ya no soy el que vive, sino que Cristo vive en mí…”.
¡Amén!
Lecturas complementarias:
SEGUNDA PARTE: Introducción:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html
2. ¿Qué es un milagro?
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/13-que-es-un-milagro.html


No hay comentarios.:
Publicar un comentario