Powered By Blogger

jueves, 20 de noviembre de 2025

LECCIÓN 324: No quiero ser guía. Quiero ser simplemente un seguidor.



1. Padre, Tú eres Quien me dio el plan para mi salvación. Eres asimismo Quien determinó el camino que debo recorrer, el papel que debo desempeñar, así como cada paso en el sendero señalado. No puedo perderme. Tan sólo puedo elegir desviarme por un tiempo, y luego volver. Tu amorosa Voz siempre me exhortará a regresar y me llevará por el buen camino. Mis hermanos pueden seguir el camino por el que les dirijo. Mas yo simplemente recorreré el camino que conduce a Ti, tal como me indiques y quieras que yo haga.


2. Sigamos, por lo tanto, a Uno que conoce el camino. No tenemos por qué rezagarnos ni podemos soltarnos de Su amorosa Mano por más de un instante. Caminamos juntos, pues Le seguimos. Y es Él Quien hace que el final sea seguro y Quien garantiza que llegaremos a salvo a nuestro hogar.


REFLEXIÓN:


Todos estamos llamados a ser guías, pero también somos seguidores. Y cada uno de nosotros tiene que recorrer su propio camino que conduce al Padre. Él mismo es quien nos conduce, y sin importar si retrocedemos o nos quedamos en el camino,  tarde o temprano proseguiremos hasta llegar a la meta. 


Ser guía y seguidor, es parte de nuestra función para cumplir nuestro propósito, porque todos hemos sido llamados en igualdad de condiciones. Quizás para muchos de nosotros está claro, y para otros no,  pero eso no es impedimento para transitar el camino del Padre, porque cada quien cumple su función en el momento preciso. Ni el que va primero es más, ni el que va detrás es menos. Eso me recuerda la parábola de “los obreros de la viña” (Mateo 20: 1-16), en donde unos hombres trabajan por el mismo salario aun cuando llegan en diferente lapso de tiempo:


“Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;  y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.  Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.  Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.  Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.  Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.  Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?  Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.  ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?  Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.”.


Entonces hagamos lo que hoy nos dicen: 


Acepto seguir a “Uno que conoce el camino…”,

me aferro a “Su amorosa Mano”,

porque me garantiza que el final es seguro

que llegaré a salvo a mi hogar

y que la paga será justa.


Amén.



Lecturas complementarias: 


SEGUNDA PARTE: Introducción 

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html


2. ¿Qué es la Creación?

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/11-que-es-la-creacion.html


2 comentarios:

LECCIÓN 348: Ni mi ira ni mi temor tienen razón de ser, pues Tú me rodeas. Y Tu Gracia me basta para satisfacer cualquier necesidad que yo perciba.

1. Padre, que recuerde que Tú estás aquí y que no estoy solo, pues estoy rodeado de un Amor imperecedero. No hay razón para nada, excepto p...

Lo más visto