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sábado, 15 de febrero de 2025

LECCIÓN 46: Dios es el Amor en el que perdono.



1. Dios no perdona porque nunca ha condenado. Y primero tiene que haber condenación para que el perdón sea necesario. El perdón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se niegan a hacerlo se atan a ellas. De la misma manera en que sólo te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.


2. Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón. El miedo condena y el amor perdona. El perdón, pues, des-hace lo que el miedo ha producido y lleva la mente de nuevo a la conciencia de Dios. Por esta razón, al perdón puede llamársele verdaderamente salvación. Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones.


3. Los ejercicios de hoy requieren por lo menos tres sesiones de práctica de cinco minutos completos y el mayor número posible de las más cortas. Como de costumbre, comienza las sesiones de práctica más largas repitiendo la idea de hoy para tus adentros. Cierra los ojos mientras lo haces, y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de aquellas personas a quienes no has perdonado. No importa en qué medida no las hayas perdonado. O las has perdonado completamente o no las has perdonado en absoluto.


4. Si estás haciendo los ejercicios correctamente no deberías tener ninguna dificultad en encontrar un buen número de personas a quienes no has perdonado. En general, se puede asumir correctamente que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. Menciona cada una de ellas por su nombre, y di:


[Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono.


5. El propósito de la primera fase de las sesiones de práctica de hoy es colocarte en una posición desde la que puedes perdonarte a ti mismo. Después que hayas aplicado la idea a todas las personas que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:


Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo.


Dedica luego el resto de la sesión a añadir ideas afines tales como:


Dios es el Amor con el que me amo a mí mismo.

Dios es el Amor en el que me alzo bendecido.


6. El modelo a seguir en cada aplicación puede variar considerablemente, pero no se debe perder de vista la idea central. Podrías decir, por ejemplo:


No puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios.

Ya he sido perdonado.

El miedo no tiene cabida en una mente que Dios ama.

No tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado.


La sesión de práctica debe terminar, no obstante, con una repetición de la idea de hoy en su forma original.


7. Las sesiones de práctica más cortas pueden consistir ya sea en una repetición de la idea de hoy en su forma original o en una afín, según prefieras. Asegúrate, no obstante, de aplicar la idea de manera más concreta si surge la necesidad. Esto será necesario en cualquier momento del día en el que te percates de cualquier reacción negativa hacia alguien, tanto si esa persona está presente como si no. En tal caso, dile silenciosamente:


Dios es el Amor en el que te perdono.


REFLEXIÓN: 


Nos enseñaron a pedirle perdón a Dios por nuestros pecados, por nuestras culpas, y por eso cuando se lee que “Dios no perdona porque nunca ha condenado”, uno entra en una especie de  contradicción porque jamás pensó que iba leer esto, y sólo le viene a la mente la reiteradas veces en que de niño, y aún de adulto, ha escuchado que es un pecador consumado y que si no se arrepiente se puede ir para el infierno. Algunas personas se dirán así mismas que en la Biblia está escrito que existe el infierno y que somos pecadores, etc., pero en la Biblia también está Jesús hablando de amor, de perdón, y manifestando su presencia de una manera amorosa como cuando le trajeron a la mujer adúltera y Él no la condenó, como tampoco lo pudieron hacer quienes la denunciaron. Entonces tiene sentido cuando UCDM nos dice que “si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón”, y eso fue lo que expresó Jesús a la mujer adúltera cuando no la condenó: No la juzgó. Y si Jesús no lo hizo, nosotros  que lo seguimos a Él tampoco lo hacemos con ninguno de nuestros hermanos,  y más bien aceptamos la salvación que se nos ofrece a través del perdón. Es nuestra tarea primordial, si hemos decidido transitar el camino que nos muestra UCDM, actuar con la inocencia de un niño sin recurrir al pasado donde están los recuerdos de tantas condenas que hemos escuchado sobre nosotros mismos y que hemos proferido sobre los demás. Creo que por eso Jesús amaba a los niños y decía que “el reino de los cielos es de quienes son como ellos”. ¿Y cómo son ellos? Inocentes, no juzgan, siempre están en estado de presencia, pero sobre todo son ¡alegres y sinceros! 


ORACIÓN:


Padre, quiero dejar el pasado atrás y comenzar de cero y por eso me pongo en Tu Presencia para decirte que en Tu Nombre Santo perdono a quien sea que tenga que perdonar, y también me perdono por todo aquello que me ha impedido ser feliz y disfrutar de Tu maravillosa creación. Amén.


2 comentarios:

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