1. La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.
2. La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.
3. Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante y luego reemplázalo con el siguiente. Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.
4. Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo.
5. La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.
REFLEXIÓN:
UCDM nos dice que el mundo interno es la causa del externo, y que al liberarnos de uno nos liberamos del otro, y eso implica la libertad del mundo. Según esto, tenemos una gran responsabilidad no sólo con nosotros mismos, sino con el mundo, pues en la medida en que nos liberemos estaremos ayudando a otras personas que muy seguramente jamás se enterarán que sus cambios positivos se generaron en el ser interno de alguien más. Quizás nosotros ya hemos recibido esa ayuda de otras personas que iniciaron su liberación antes que nosotros, y por eso hoy estamos aquí buscando aprender, tratando de superarnos, y experimentando cambios a medida que avanzamos en este proceso. Creo que lo primero que cambia en nosotros es esa idea de que hemos sido víctimas, y que alguien más fue nuestro verdugo. No es fácil aceptarlo porque es mejor buscar culpables fuera de nosotros para sentirnos mejor, pero a la vez es gratificante saber que esos seres que señalamos con el dedo no son nuestros enemigos como habíamos pensado, y nosotros tampoco lo somos, si es que nos ha parecido que le hemos hecho daño a alguien. Muy seguramente sí hemos tomado decisiones que han afectado a terceras personas, pero ya nos estamos enterando que cada quien es responsable de su propia vida, de sus actos, de sus equivocaciones, y lo mejor de todo de los grandes aciertos. Sí es liberador afirmar que “no soy víctima del mundo que veo”, porque a la vez que nos sacamos de encima el juzgar a otros como “victimarios”, también tomamos conciencia de que pase lo que pase, nada nos puede hacer daño, y que más bien toda experiencia que vivamos como negativa es un aprendizaje. Sigamos adelante construyendo un mundo alentador sin culpables.
ORACIÓN:
Padre, ayúdame a sanar lo que veo en mi mundo interno para poder contemplar la realidad del mundo exterior. Me he pasado la vida huyendo de enemigos inexistentes odiando lo que no existe, y creando ataduras por donde quiera que voy. Hoy cierro mis ojos y me permito contemplarte en mi mente para que me des la gracia de ver correctamente. Amén.








