1. Padre, estás delante y detrás de mí, a mi lado, allí donde me veo a mí mismo y dondequiera que voy. Estás en todo lo que contemplo, en los sonidos que oigo y en cada mano que busca la mía. En Ti el tiempo desaparece y la idea de lugar se vuelve una creencia absurda. Pues lo que rodea a Tu Hijo y lo mantiene a salvo es el Amor Mismo. No hay otra fuente que Ésa y no hay nada que no comparta Su Santidad, nada que se encuentre aparte de Tu única Creación o que carezca del Amor que envuelve a todas las cosas dentro de Sí. Padre, Tu Hijo es como Tú. Hoy apelamos a Ti en Tu Propio Nombre para estar en paz dentro de Tu eterno Amor.
2. Hermanos míos, uníos a mí en este propósito hoy. Ésta es la plegaria de la salvación. ¿No deberíamos acaso unirnos a lo que ha de salvar al mundo y a nosotros junto con él?
REFLEXIÓN:
Hoy y siempre, “la plegaria de la salvación”, debería ser nuestro himno. Jesús mismo nos pide que nos unamos a él para salvar al mundo y a nosotros junto con él.
Que nuestra persistencia y disciplina con el estudio de las lecciones, nos permita entrar en comunión con el Padre, con el Hijo, y con el Espíritu Santo. Amén.
Lecturas complementarias:
Segunda parte: Introducción:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html
¿Qué es el cuerpo?:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/5-que-es-el-cuerpo.html
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