1. Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Si esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos de poder aprender cómo puede lograrse un día así. Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: “Mía es la quietud de la Paz de Dios” y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo.
2. Padre, Tu Paz es mía. ¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? No puedo perder los dones que me has otorgado. Por lo tanto, la paz con la que agraciaste a Tu Hijo sigue conmigo en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.
ORACIÓN:
Tu Paz es mía, Señor,
estoy en calma
y no hay quietud en mi corazón.
La noche llega con su silencio
y te entrego todo.
Tu Paz es mía, Señor,
no temo a nada
y suelto las prevenciones.
El día nace con sus afanes
y dispongo mi corazón.
Conservo los dones que me has otorgado
porque el temor no hace parte de mí
ya que, mía es la quietud de Tu Paz.
¡Amén!
Lecturas complementarias:
Segunda parte: Introducción:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html
¿Qué es el Cristo?:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/6-que-es-el-cristo.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario