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sábado, 27 de septiembre de 2025

LECCIÓN 270: Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo.



1. Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. ¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. Ahora su voluntad es una con la Tuya. Ahora su función no es sino la Tuya Propia y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.


2. El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, por medio de ellos, la paz descenderá sobre todo el mundo. Cristo se convierte en nuestros ojos hoy. Y mediante Su visión le ofrecemos curación al mundo por medio de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó como uno solo.


REFLEXIÓN:


Para no utilizar los ojos del cuerpo, no me voy a identificar con el cuerpo sino con el espíritu. Soy espíritu, pero lo he olvidado porque el mundo en donde vivo exige de mí que sólo use los ojos que engañan, los ojos que me muestran las ilusiones pero no la verdad. La verdad sólo la puedo alcanzar con la visión de Cristo, que “tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de  un mundo perdonado”. Y para alcanzar la visión de Cristo debo ser dócil a sus enseñanzas y aunque parezca que van en contradicción con el mundo en que habito, debe prevalecer el poder del espíritu y no del cuerpo. ¿Cómo lo hago? ¡Observando sin juzgar! Observando como lo haría un niño que simplemente ve las cosas y no las cuestiona, simplemente las disfruta, las usa si es necesario, y pasa de largo viviendo el momento presente, porque un niño siempre es presente, no está cavilando qué hará mañana, o qué le deparará el futuro. En ese niño inocente nos  debemos convertir para no utilizar los ojos del cuerpo sino los del espíritu.


ORACIÓN:


Padre…

Soy Espíritu.

Soy Presente.

Soy Tu Hijo.


Soy la verdad.

Soy el habitante

de un mundo perdonado

porque los sueños de odio

fueron llevados ante la Verdad

y despertaron al Amor.


Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo.

Hoy miro al mundo con compasión

porque la Visión del Cristo

ocupa el lugar de las ilusiones

 y el mundo ha sido curado.


¡Amén!



Lecturas complementarias:


Segunda parte: Introducción: 

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html


¿Qué es el cuerpo?:

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/5-que-es-el-cuerpo.html


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