1. La santidad de mi Ser transciende todos los pensamientos de santidad que pueda concebir ahora. Su refulgente y perfecta pureza es mucho más brillante que cualquier luz que haya contemplado jamás. Su amor es ilimitado, y su intensidad es tal que abarca dentro de sí todas las cosas en la calma de una queda certeza. Su fortaleza no procede de los ardientes impulsos que hacen girar al mundo, sino del ilimitado Amor de Dios Mismo. ¡Cuán alejado de este mundo debe estar mi Ser! Y, sin embargo, ¡cuán cerca de mí y de Dios!
2. Padre, Tú conoces mi verdadera identidad. Revélamela ahora a mí que soy Tu Hijo para que pueda despertar a la verdad en Ti y saber que se me ha restituido el Cielo.
REFLEXIÓN:
No somos parte de este mundo, pero formamos parte de él. Y no para quedarnos sino para aprender. El mundo es la escuela de la vida que nos permite trascender. Vinimos tal como Jesús lo hizo, y su vida es nuestro ejemplo a seguir. Si no sabemos para qué vinimos a este mundo, nos basta con leer el Nuevo Testamento, y se nos mostrará la manera correcta de vivir, observando cómo vivió Jesús. Y también se nos mostrará un camino de regreso a nuestro verdadero Hogar, porque Jesús mismo lo dijo claramente y está escrito en el Evangelio de Juan 14, 1-6:
“No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.”.
Jesús, el Hijo de Dios, es nuestra identidad. Nuestra santidad proviene de Él. Su claridad nos ilumina para no perdernos en nuestras propias oscuridades, de las cuales podemos salir si creemos en Su Palabra. Y este libro, del cual estamos aprendiendo, es una manifestación de Su Amor incondicional por todos nosotros.
ORACIÓN:
Padre, aunque yo no sé quién soy, “Tú conoces mi verdadera identidad”. Estoy listo y dispuesto para que me sea revelada y poder “despertar a la verdad en Ti”. Que se me restituya el cielo es mi esperanza de cada día. Fortaléceme para no desfallecer y así poder retornar a mi verdadero hogar en donde hay un lugar para mí. Amén.
Lecturas complementarias:
Segunda parte: Introducción:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html
¿Qué es el pecado?:
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/4-que-es-el-pecado.html


Muchas Gracias
ResponderBorrar¡Que lluevan bendiciones en Tu Vida!
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