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domingo, 16 de marzo de 2025

LECCIÓN 75: La luz ha llegado.



1. La luz ha llegado. Te has curado y puedes curar. La luz ha llegado. Te has salvado y puedes salvar. Estás en paz y llevas la paz contigo dondequiera que vas. Las tinieblas, el conflicto y la muerte han desaparecido. La luz ha llegado.


2. Hoy celebramos el feliz desenlace de tu largo sueño de desastres. Ya no habrá más sueños tenebrosos. La luz ha llegado. Hoy comienza la era de la luz para ti y para todos los demás. Es una nueva era, de la que ha nacido un mundo nuevo. Y cuando el anterior pasó de largo, no dejó rastro alguno sobre el nuevo. Hoy vemos un mundo diferente porque la luz ha llegado.


3. Nuestros ejercicios de hoy serán ejercicios felices, pues en ellos daremos gracias por la desaparición de lo viejo y el comienzo de lo nuevo. Ya no quedan sombras del pasado que puedan nublar nuestra vista y ocultar el mundo que el perdón nos ofrece. Hoy aceptaremos el nuevo mundo como lo que deseamos ver. Lo que anhelamos se nos concederá. Nuestra voluntad es ver la luz; la luz ha llegado.


4. Dedicaremos nuestras sesiones de práctica más largas a ver el mundo que el perdón nos muestra. Eso y sólo eso, es lo que queremos ver. Nuestro único propósito hace que la consecución de nuestro objetivo sea inevitable. Hoy el mundo real se alza jubiloso ante nosotros para que por fin lo podamos ver. Se nos concede la visión ahora que la luz ha llegado.


5. No queremos ver hoy sobre el mundo la sombra del ego. Vemos la luz y en ella vemos el reflejo del Cielo extenderse por todo el mundo. Comienza las sesiones de práctica más largas dándote a ti mismo las buenas nuevas de tu liberación:


La luz ha llegado. He perdonado al mundo.


6. No te entretengas hoy con el pasado. Mantén tu mente completamente receptiva, libre de todas las ideas del pasado y de todo concepto que hayas inventado. Hoy has perdonado al mundo. Puedes contemplarlo ahora como si nunca antes lo hubieras visto. Todavía no sabes qué aspecto tiene. Simplemente estás esperando a que se te muestre. Mientras esperas, repite varias veces lentamente y con absoluta paciencia:


La luz ha llegado. He perdonado al mundo.


7. Date cuenta de que tu perdón te hace acreedor a la visión. Entiende que el Espíritu Santo nunca deja de dar el don de la visión a los que perdonan. Confía en que Él no dejará de dártelo a ti ahora. Has perdonado al mundo. El Espíritu Santo estará contigo mientras observas y esperas. Te mostrará lo que la verdadera visión ve. Ésa es Su Voluntad y tú te has unido a Él. Espéralo pacientemente. Él estará allí. La luz ha llegado. Has perdonado al mundo.


8. Dile que sabes que no puedes fracasar en tu empeño porque confías en Él. Y dite a ti mismo que esperas lleno de certeza poder contemplar el mundo que Él te ha prometido. De ahora en adelante verás de otra manera. La luz ha llegado hoy. Y verás el mundo que se te ha prometido desde los orígenes del tiempo, en el cual el final del tiempo está garantizado.


9. Las sesiones de práctica más cortas serán asimismo jubilosos recordatorios de tu emancipación. Recuérdate a ti mismo cada cuarto de hora aproximadamente que hoy es un día de una celebración especial. Da gracias por la Misericordia y el Amor de Dios. Regocíjate de que el perdón tenga el poder de sanar completamente tu vista. Confía en que este día será un nuevo comienzo. Sin las tinieblas del pasado sobre tus ojos hoy no podrás sino ver. Y la acogida que le darás a lo que veas será tal que felizmente extenderás el día de hoy para siempre.


10. Di entonces:


La luz ha llegado. He perdonado al mundo.


Si te asaltase la tentación, dile a quienquiera que parezca estar llevándote nuevamente a las tinieblas:


La luz ha llegado. Te he perdonado.


11. Dedicamos este día a la serenidad en la que Dios quiere que estés. Mantenla en la conciencia que tienes de ti mismo y contémplala en todas partes hoy según celebramos el comienzo de tu visión y el panorama del mundo real, el cual ha venido a reemplazar al mundo que no habías perdonado y que pensabas que era real.


REFLEXIÓN:


“La luz ha llegado” cuando perdonamos, la luz ha llegado cuando no juzgamos, la luz ha llegado de la mano de nuestro supuesto “transgresor” cuando pasa de ser verdugo a hermano. Y eso es posible, aunque para muchos parezca imposible.  “La luz ha llegado” no es tan sólo una hermosa metáfora sino una verdad cuando los resentimientos ya no hacen parte de nuestra vida, cuando podemos recordar el pasado agradeciendo los aprendizajes, y cuando el futuro no ocupa nuestra mente porque el presente es el tiempo que ilumina nuestra existencia. Pero no es fácil, es más fácil escribirlo, pero eso no significa que nos demos por vencidos porque quien ha experimentado la paz que nace del perdón, ya no vuelve atrás para  recordar lo que no hace bien.


Hay una manera de dar el primer paso para que podamos decir que hemos perdonado al mundo, y es aceptar que nadie fuera de nosotros nos puede hacer daño, y que si nos pareció que eso sucedió es porque estábamos haciendo el papel de víctimas para poder tener a quien culpar de nuestras equivocaciones. Porque sin víctimas no hay victimarios, y aceptarlo sólo le compete a cada quien. Siempre hay muchos caminos cuando se enfrenta una situación difícil, pero el camino fácil es buscar alguien a quien echarle encima la culpa de lo que yo no fui capaz de hacer, o de comprender, o de decir , o de callar. Cada uno de nosotros lo habrá experimentado, y nos cuesta reconocerlo, pero cuando lo hacemos una carga  cae de nuestra espalda. UCDM nos lo dice de manera sencilla: “La luz ha llegado. He perdonado al mundo”. Eso quiere decir que nos alejamos de la oscuridad cuando el resentimiento ya no ocupa el lugar de la luz. Y además, no podemos rechazar el regalo del Espíritu Santo porque otorga “el don de la visión a los que perdonan”. Hoy ha llegado la luz, decido perdonar.


ORACIÓN:


Padre, muchas veces me asalta la tentación de enjuiciar a mis hermanos, pero recuerdo que Tu Santo Espíritu tiene un regalo para mí si perdono. Porque quiero curarme y curar, te pido la gracia de permanecer en Tu eterna paz. Amén.


4 comentarios:

LECCIÓN 287: Tú eres mi única meta, Padre mío, sólo Tú.

1. ¿Adónde querría ir sino al Cielo? ¿Qué podría substituir a la felicidad? ¿Qué regalo podría preferir a la Paz de Dios? ¿Qué tesoro querrí...

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