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lunes, 24 de marzo de 2025

Lección 83 (Repaso lecciones 65 y 66)



Segundo Repaso: Importante leer la introducción:

https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segundo-repaso-introduccion.html


Hoy repasamos estas ideas


1. (65) Mi única función es la que Dios me dio.


No tengo otra función salvo la que Dios me dio. Este reconocimiento me libera de todo conflicto porque significa que no puedo tener metas conflictivas. Al tener un solo propósito, siempre estoy seguro de lo que debo hacer, de lo que debo decir y de lo que debo pensar. Cualquier duda no puede sino desaparecer cuando reconozco que mi única función es la que Dios me dio.


2. Las aplicaciones más concretas de esta idea podrían hacerse con las siguientes variaciones:


Mi percepción de esto no altera mi función.

Esto no me confiere una función distinta de la que Dios me dio.

No me valdré de esto para justificar una función que Dios no me dio.


3. (66) Mi función y mi felicidad son una.


Todas las cosas que proceden de Dios son una. Proceden de la Unicidad y tienen que ser recibidas cual una sola. Desempeñar mi función es mi felicidad porque ambas cosas proceden de la misma Fuente. Y debo aprender a reconocer lo que me hace feliz, si es que he de encontrar la felicidad.


4. Algunas variaciones útiles para aplicar concretamente esta idea podrían ser:


Esto no puede separar mi felicidad de mi función.

La unidad que existe entre mi felicidad y mi función no se ve afectada en modo alguno por esto.

Nada, incluido esto, puede justificar la ilusión de que puedo ser feliz si dejo de cumplir mi función.


REFLEXIÓN: 


Dios nos ha asignado una tarea, una responsabilidad, o una función, que es como nos enseña UCDM, cuya meta es liberarnos del conflicto. Esta función es nuestro único propósito que nos da la seguridad de ir por el camino correcto, o como nos dicen hoy: “siempre estoy seguro de lo que debo hacer, de lo que debo decir y de lo que debo pensar”.  Cuando tengamos dudas es una señal de que no hemos reconocido la función que Dios nos dio. La felicidad, al contrario, es una señal de que hemos reconocido nuestra función porque ambas proceden de la misma “Fuente”. 


Luego de repasar las lecciones y escribir esto, me preguntaba ¿qué es la felicidad? y ¿qué la diferencia de la alegría? Sabemos que la alegría es un estado pasajero que surge cuando algo sale bien en nuestra vida, cuando recibimos un regalo, cuando recibimos buenas noticias, cuando a un ser querido le acontece algo bueno, etc. La felicidad deberá ser entonces un estado permanente o duradero, que no depende de que nos sucedan cosas buenas, sino más bien de la aceptación de nuestra vida tal como es.  O quizás, la felicidad es un estado que sólo conseguiremos después de trascender y despojarnos de este cuerpo físico, porque estamos de paso y nuestro hogar está allí donde Dios permanece esperándonos. ¿Es acaso la alegría un asomo de felicidad? Tal vez por vivir en un mundo que cambia constantemente, experimentamos la alegría de la misma manera, para poder sobrellevar este lugar mientras alcanzamos nuestro estado original que nos otorga la verdadera felicidad.  Cumplir nuestro propósito nos da la felicidad, que seguramente se experimentará de verdad si también soltamos los apegos, pues quien tiene apegos no puede ser feliz.


ORACIÓN:


Padre, me has dado una función que me libera de los conflictos y me otorga la verdadera felicidad. Permite que mi tránsito por este mundo esté guiado por el reconocimiento de mi propósito, para que la duda no me aleje de ser parte de Tu Unicidad. Amén.


2 comentarios:

  1. ¡Que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guarde tu corazón y tus pensamientos... !

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LECCIÓN 287: Tú eres mi única meta, Padre mío, sólo Tú.

1. ¿Adónde querría ir sino al Cielo? ¿Qué podría substituir a la felicidad? ¿Qué regalo podría preferir a la Paz de Dios? ¿Qué tesoro querrí...

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