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viernes, 14 de marzo de 2025

LECCIÓN 73: Mi voluntad es que se haga la luz.



1. Hoy vamos a examinar la voluntad que compartes con Dios. Dicha voluntad no es lo mismo que los vanos deseos del ego, de los cuales emanan las tinieblas y la nada. La voluntad que compartes con Dios encierra dentro de sí todo el poder de la Creación. Los vanos deseos del ego no se pueden compartir y, por lo tanto, no tienen poder alguno. Sus deseos no son infructuosos en el sentido de que pueden dar lugar a un mundo de ilusiones en el cual puedes llegar a creer ciegamente. Desde el punto de vista de la Creación, no obstante, son ciertamente infructuosos, pues no dan lugar a nada que sea real.


2. Los vanos deseos y los resentimientos son socios o co-fabricantes del mundo tal como lo ves. Los deseos del ego dieron lugar al mundo, y la necesidad del ego de abrigar resentimientos—los cuales son indispensables para sustentar este mundo—lo pueblan de figuras que parecen atacarte y hacer que tus juicios estén “justificados”. Estas figuras se convierten en los intermediarios que el ego emplea en el tráfico de resentimientos. Se interponen entre tu conciencia y la realidad de tus hermanos. Al contemplar dichas figuras, no puedes conocer a tus hermanos ni a tu Ser.


3. Pierdes conciencia de tu voluntad en esta extraña negociación en la que la culpa se trueca una y otra vez, y los resentimientos aumentan con cada intercambio. ¿Podría un mundo como éste haber sido creado por la Voluntad que el Hijo de Dios comparte con su Padre? ¿Acaso creó Dios desastres para Su Hijo? La Creación es la Voluntad conjunta de Ambos. ¿Hubiese creado Dios un mundo que Lo pudiese destruir?


4. Hoy trataremos una vez más de ponernos en contacto con el mundo que es acorde con tu voluntad. La luz está en él porque no se opone a la Voluntad de Dios. No es el Cielo, pero la luz del Cielo resplandece sobre él. Las tinieblas han desaparecido, y los vanos deseos del ego se han disipado. Sin embargo, la luz que resplandece sobre dicho mundo es un reflejo de tu voluntad. Por lo tanto, es dentro de ti donde la buscaremos.


5. Tu imagen del mundo tan sólo puede reflejar lo que está dentro de ti. Ni la fuente de la luz ni la de la obscuridad pueden encontrarse fuera de ti. Tus resentimientos nublan tu mente y, como consecuencia de ello, contemplas un mundo tenebroso. El perdón despeja las tinieblas, reafirma tu voluntad y te permite contemplar un mundo de luz. Hemos subrayado repetidas veces que es fácil salvar la barrera de los resentimientos, y que ésta no puede interponerse entre tu salvación y tú. La razón es muy simple. ¿Quieres realmente estar en el infierno? ¿Quieres realmente gemir, sufrir y morir?


6. Olvídate de los argumentos del ego que tratan de probar que todo eso es realmente el Cielo. Tú sabes bien que no lo es. Eso no puede ser lo que deseas para ti mismo. Hay un punto más allá del cual las ilusiones no pueden pasar. El sufrimiento no es felicidad, y la felicidad es lo que realmente deseas. Eso es lo que en verdad es tu voluntad. Y por ende, la salvación es asimismo tu voluntad. Tú quieres tener éxito en lo que nos proponemos hacer hoy. 9Así que lo emprendemos con tu bendición y grata conformidad.


7. Tendremos éxito hoy si recuerdas que lo que quieres para ti es la salvación. Quieres aceptar el plan de Dios porque eres parte integrante de él. No tienes ninguna voluntad que realmente se pueda oponer a ese plan ni tampoco es ése tu deseo. La salvación es para ti. Por encima de todo quieres tener la libertad de recordar Quién eres realmente. Hoy es el ego el que se encuentra impotente ante tu voluntad. Tu voluntad es libre y nada puede prevalecer contra ella.


8. Abordaremos los ejercicios de hoy, por lo tanto, con entusiasmo y confianza, seguros de que encontraremos lo que es tu voluntad encontrar y de que recordaremos lo que es tu voluntad recordar. Ningún deseo vano puede detenernos ni engañarnos con ilusiones de fuerza. Deja que hoy se haga tu voluntad, y pon fin de una vez por todas a la absurda creencia de que prefieres el infierno al Cielo.


9. Comenzaremos nuestras sesiones de práctica más largas reconociendo que el plan de Dios para la salvación y sólo el Suyo, es el que está en completo acuerdo con tu voluntad. No es el designio de un poder extraño que se te impone en contra de tu voluntad. Es el único objetivo aquí con el que tú y tu Padre estáis perfectamente de acuerdo. Triunfarás hoy: la hora señalada para la emancipación del Hijo de Dios del infierno y de todos los deseos vanos. Su voluntad queda ahora reinstaurada en su conciencia. Él está dispuesto hoy mismo a contemplar la luz que mora en él y a salvarse.


10. Después que te hayas recordado esto a ti mismo y hayas resuelto mantener tu voluntad claramente en tu mente, repite para tus adentros estas palabras con templada determinación y tranquila certeza:


Mi voluntad es que se haga la luz. Quiero contemplar la luz que refleja la Voluntad de Dios y la mía.


Deja entonces que tu voluntad se afirme a sí misma, unida al Poder de Dios y en unión con tu Ser. Pon el resto de la sesión de práctica bajo Su dirección. Únete a Ellos que te señalan el camino.


11. En las sesiones de práctica más cortas, declara nuevamente lo que realmente deseas. Di:


Mi voluntad es que se haga la luz. La obscuridad no es mi voluntad.


Debes repetir esto varias veces por hora. Es de suma importancia, no obstante, que apliques esta idea de inmediato si te sientes tentado de abrigar cualquier clase de resentimiento. Esto te ayudará a desprenderte de todos ellos en lugar de seguir abrigándolos y ocultándolos en la obscuridad.


REFLEXIÓN:


La frase de la lección de hoy es creadora: “Mi voluntad es que se haga la luz”. Así se inició la creación del universo: “Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas”. Nosotros también queremos apartarnos de las tinieblas en las que el ego nos tiene atrapados y engañados con sus “vanos deseos”, y por eso hoy se nos invita a buscar esa luz dentro de nosotros. Y esa luz proviene de nuestro Padre Creador, quien “en el Principio” separó la luz de las  tinieblas, para crear un lugar maravilloso para nosotros, su máxima creación. Cuánto amor hemos recibido de nuestro Padre desde siempre, y ¿por qué tendría que cambiar ahora? Si pensamos en eso fácilmente podemos hacer al ego a un lado, pues por mucho tiempo sus engaños nos han hecho creer que estamos separados no sólo de Dios sino de nuestros hermanos. Sí, porque hemos convivido en multitud, pero separados por el resentimiento, y por eso es que en las últimas lecciones nos ha hecho énfasis en lo que desencadenan, y como es necesario que no abriguemos este sentimiento porque entonces estamos atacando el plan de Dios para la salvación. No hay mucho más que decir, sólo integrar en nosotros, por medio de la repetición, lo que hoy nos pide UCDM: “Mi voluntad es que se haga la luz. Quiero contemplar la luz que refleja la Voluntad de Dios y la mía”. Pero no se trata de repetir en automático, porque hacer la Voluntad de Dios es tener el corazón dispuesto, es renunciar a nuestros vanos deseos provenientes del ego, y sin miedo a lo pueda pasar, pronunciar las mismas palabras que pronunció nuestro amado maestro Jesús en el Huerto de Getsemaní (Mateo 26,42): “... Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú". Este acto de fe, pronunciado sin temor, nos va a sorprender gratamente, porque la Voluntad de Dios siempre coincidirá con nuestros deseos más profundos, así no seamos conscientes de ello.


ORACIÓN:


Padre, sólo aceptar que se haga Tu Voluntad me puede asegurar que lo que sea que suceda es lo mejor que me puede pasar. Te entrego mis vanos deseos provenientes de las ilusiones del ego, y me uno a Ti porque “mi voluntad es que se haga la luz”. Amén.

2 comentarios:

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