1. Mi santidad está mucho más allá de mi capacidad de comprender o saber lo que es. No obstante, Dios, mi Padre, Quien la creó, reconoce que mi santidad es la Suya. Nuestra Voluntad conjunta comprende lo que es. Y nuestra Voluntad conjunta sabe que así es.
2. Padre, mi santidad no proviene de mí. No es mía para dejar que el pecado la destruya. No es mía para dejar que sea el blanco del ataque. Las ilusiones pueden ocultarla, pero no pueden extinguir su fulgor ni atenuar su luz. Se yergue por siempre perfecta e intacta. En ella todas las cosas sanan, pues siguen siendo tal como Tú las creaste. Y puedo conocer mi santidad, pues fui creado por la Santidad Misma, y puedo conocer mi Fuente porque Tu Voluntad es que se Te conozca.
REFLEXIÓN:
Poseemos una “santidad”, que no es necesario tratar de comprender sino aceptar y vivirla a plenitud, porque es un regalo que nos hizo el Padre a voluntad Suya. Si unimos nuestra voluntad a la del Padre, entonces la santidad eterna morará en nosotros.
ORACIÓN:
Padre, gracias por reconocer mi santidad y hacerla una con la Tuya. Gracias por Tu Eterna Misericordia que permite mi redención, y de esa manera enarbolar el regalo de la santidad por la que cada atisbo de error se sana. Amén.
Lecturas complementarias:
SEGUNDA PARTE: Introducción
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/segunda-parte-introduccion.html
2. ¿Qué es el mundo real?
https://uncursodemilagroscadadia.blogspot.com/p/8-que-es-el-mundo-real.html


No hay comentarios.:
Publicar un comentario